CEDRID PRICE. "FUN PALACE".
Cedric Price (1934-2003) fue uno de los arquitectos más visionarios de finales del siglo 20. A pesar de que él construyó muy poco, su abordaje lateral a la arquitectura y al tiempo las intervenciones urbanas, ha asegurado que su trabajo tiene una influencia duradera en los arquitectos y artistas contemporáneos, de Richard Rogers y Rem Koolhaas.
Junto a Joan Littlewood, director de teatro y fundador del Taller de Teatro innovadoras en el este de Londres, inició la idea de construir un "laboratorio de diversión", donde Littelwood se preguntaba si sería posible crear un edificio que los usuarios pudieran diseñarlo mientras lo usaban, en lugar de diseñar un edificio convencional para contener el programa fluido y transformacional. A su vez Price comenzó a concebir una matriz estructural, como el soporte de una enredadera en un jardín, dentro y en torno al cual crecerían y se desarrollarían las actividades:
(Price) “Su forma y estructura, que se asemejan a un gran astillero (atarazanas) en el que espacios cerrados tales como teatros, cines, restaurantes, talleres, zonas de mítines, pueden ensamblarse, moverse, reorganizarse y desmontarse continuamente. Su sistemas de control ambiental mecanizados son tales que pueden ser emplazado un área industrial dura y sucia, inapropiada para tipos más convencionales de edificios de ocio."
(Price) “Las actividades variadas y continuamente cambiantes determinarán la forma del lugar. Para dar un cerramiento a estas actividades el anti-edificio debe tener igual flexibilidad. Así la motivación principal del área será la causada por la gente y sus actividades y la forma resultante será continuamente dependiente de ellas."
El diseño inicial de 1963 consistía en una retícula de acero de cuadrados de 60 pies (18.3 m), rematada con grúas para mover elementos modulares en su lugar. Bocetó una estructura-exoesqueleto similar a un andamio, equipada con puentes grúa para maniobrar los diversos componentes. Los usuarios podían improvisar y cambiar sus propios espacios, usando las grúas para ensamblar módulos prefabricados de paramentos, forjados, escaleras y techos.
Este edificio servirá de punto de partida para reflexionar sobre la necesidad de configurar una respuesta destinada a conectar diferentes disciplinas dentro de unos parámetros en constante transformación.
El Fun Palace celebra la incertidumbre y la naturaleza impredecible del futuro. “El edificio , en cuanto a lo que se refiere a la actividad que despliega y a la estructura resultante, es un juguete accesible a la gente lo que permite que por una vez la arquitectura pueda usarse con la inmediatez personal que está reservada normalmente para un número limitado de placeres personales."
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